La Institución Educativa fundamenta su ser y su quehacer en una concepción humanista, cristiana de los estudiantes y por ende reconoce su singularidad, su naturaleza corpórea, espiritual y su libertad responsable.

Nuestra educación es un proceso armónico e integral, en el que se conjugan todas las virtudes en permanente actividad, orientado hacia la búsqueda de la identidad, el respeto a la persona y a la diferencia, la vida, la libertad y honestidad.